Como actuar si el niño tiene convulsiones

Como actuar si el niño tiene convulsiones

Escrito por: Belén    2 mayo 2009     3 minutos

Una convulsión es un cambio súbito en el comportamiento debido a la actividad eléctrica anormal en el cerebro. En los bebés y niños las causas más frecuentes por las que se produce una convulsión son: fiebre o infecciones, traumatismos durante el parto, problemas de nacimiento y desequilibrios químicos o metabólicos en el cuerpo.

Las convulsiones febriles son más frecuentes entre los 6 meses y los 5 años y a menudo son un mal de familia. No siempre aparecen con fiebre alta, pueden incluso ser el primer síntoma de fiebre. Suelen producirse a causa de una infección de oídos, de una roséola (una enfermedad aguda de bebés y niños pequeños en la cual se presenta fiebre alta y erupción cutánea) o de una infección de las vías respiratorias altas. La temida meningitis solo provoca menos del 0,1 por ciento de las convulsiones, pero debe tenerse en cuenta. La convulsión puede ser muy leve y que sólo se le pongan los ojos en blanco al niño o se le pongan rígidas las extremidades o puede involucrar a todo el cuerpo.

Si el niño presenta una convulsión lo primero es no perder la calma. Si es la primera vez asusta mucho, pero hay que estar tranquilos para ayudar al niño. Una convulsión febril simple se detiene por sí misma, entre unos segundos y diez minutos despues de comenzar. Son inofensivas y no hay evidencias de que causen muerte o daño cerebral. Es muy raro que un niño tenga más de 3 convulsiones febriles durante su vida. Sacudir o estimular al niño no hará que cese la convulsión. Las convulsiones febriles complejas duran más de 15 minutos y sí pueden provocar alteraciones neurológicas. En este caso se debe llamar al 112.

La forma más adecuada de actuar es:

  • Tumbar al niño en el suelo, boca arriba, sobre algo blando y apartar todos los objetos que puedan dañarle. Si vomita o no puede respirar hay que tumbarle de lado.
  • Una vez tumbado, girar su cabeza hacia un lado para prevenir ahogos.
  • No moverle a no ser que esté en un lugar peligroso.
  • No se le debe sujetar excepto si se está golpeando la cabeza.
  • Nunca se debe introducir nada en la boca del niño. Se le pueden lesionar la lengua, los labios o los dientes.
  • Aflojar o retirar la ropa de cintura para arriba, especialmente alrededor del cuello.
  • Cuando termine se debe acudir tranquilamente a urgencias. Conducir de forma rápida y precipitada expone a la familia a sufrir un accidente de tráfico. Si la convulsión dura más de 10 minutos hay que pedir una ambulancia.
  • Es normal que los niños se duerman, tengan somnolencia o confusión breve tras un episodio porque se quedan exhaustos. No es necesario espabilarles.

Que un niño sufra una convulsión no quiere decir que sea epiléptico, tampoco que tenga predisposición para serlo. Siempre que se pueda se debe controlar el tiempo que dura el episodio, es tan impactante que puede parecer mucho más largo de lo verdaderamente ha sido. El médico necesitará saber si la duración es la real o sólo nuestra impresión.

Vía | Asociación Española de Pediatría