Una breve escapada de pareja sin el bebé

Una breve escapada de pareja sin el bebé

Escrito por: Sacra    16 julio 2009     2 minutos

Sucede que a veces, con la llegada del bebé, olvidamos que, además de padres y madres responsables y protectores, somos pareja. Por eso es importante, de vez en cuando y siempre que nuestro pequeño empiece a conseguir algo más de autonomía, que nuestras ‘citas’ con la pareja se vayan recuperando. De este modo la relación afectiva con nuestro cónyuge se intensificará y repondremos fuerzas y ánimos para atender, con la concentración que se merece, a nuestro bebé. Todo esto, por supuesto, siempre que lo dejemos en buenas manos.

Sabemos que, los primeros meses del recién nacido están marcados por una estricta rutina. Por eso lo ideal es dejarlo con alguien que conozca, perfectamente, sus tiempos de toma, de sueño e, incluso, pueda interpretar sus gestos de una forma acertada. El mejor de los casos es, sin ninguna duda, que la abuela acuda a cuidar al pequeño a nuestra casa.

Si lo que se decide es llevarle a casa de los abuelos, lo mejor es dejarle pasar allí la noche entera. Ir a recogerle de madrugada supone interrumpirle el sueño, destemplarle y que coja frío. Si esta va a ser la opción, no debemos olvidar repasarlo todo bien y que nuestro pequeño vaya bien acompañado de todo lo necesario: biberón, chupete, pañales, su juguete favorito, crema, agua…, así los abuelos no tendrán que salir corriendo a la calle para buscar lo que pueda faltarles.

En caso de no contar con los abuelos o algún familiar directo, habrá que recurrir a una canguro. Para ello tendremos que planificar esta salida con más antelación e intentar buscar a la persona adecuada. Es importante que sea mayor de edad, con experiencia anterior en el trato con los niños y que tenga buenas referencias. Lo mejor es que nos la recomiende algún familiar o amigo o recurrir a una agencia especializada.

El momento del adiós debe ser breve, con una sonrisa y sin sentimiento de culpa. Es posible que llore durante unos minutos pero no debemos preocuparnos ya que el sofocón se le pasará en cuanto crucemos la puerta. Hay que pensar que este ‘refresco’ nos va a sentar muy bien en nuestra vida de pareja que también es necesaria alimentarla día a día.

Vía | Crecer Feliz


2 comentarios

  1. JasonV dice:

    El problema es que si la madre da el pecho no lo puede dejar…
    Por otro lado, me gusta pensar que cuando tienes hijos dejas de ser pareja para ser una familia. Esto quiere decir, bajo mi punto de vista, que las escapaditas suponen una desconexión con la familia y probablemente una alteración en la relación con el bebé.
    Digo esto porque siguiendo con la rueda de «necesitamos escaparnos para mantener vida la pareja» uno puede solicitar escaparse con sus amigos «para mantener estable la vida de soltero y poder ofrecer todo el amor a la pareja, para después ofrecer todo el amor al bebé.
    Sin embargo cuando uno se junta (o se casa), lleva a cabo una despedida de soltero y bajo mi punto de vista, cuando se tienen hijos se realiza una imaginaria despedida de pareja, porque, como digo, se deja de ser pareja para ser familia.
    Es mi punto de vista, claro y entiendo que haya gente cuya insatisfacción o falta de madurez en la pareja les lleva a necesitar esas escapadas.

  2. Sacra dice:

    JasonV: primero gracias por tu comentario y por aportar tu opinión que, como todas, nos sirven para conectar y entender distintos puntos de vista.
    Por suerte vivimos en un mundo variado, ‘multi-cultural’ y ‘multi-sentimental’. El matrimonio, la familia, la lactancia natural, el bautismo… son temas que suelen causar demasiados controversias, tantas como seres individuales que somos y habitamos el mismo espacio común.
    Lo que para unos pueda parecer un compromiso inquebrantable, para otros sólo significa un paso nuevo hacia su evolución como ser humano. Cada uno vive la maternidad o paternidad según entiende, cree o ama…y no por ello debe renunciar a las cosas que le hacen feliz y, además, pueden complementar su vida.
    Otra cosa es que no se necesiten de esas ‘escapadas’ que, a mi punto de ver, son tan normales como hacerlo de vez en cuando, si nos apetece, y siempre que nuestro bebé se quede en buenas manos.
    Como decimos aquí bastante a menudo: «para gustos los colores», eso sí, siempre desde la base del amor.
    Un saludo y hasta pronto.